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martes, 11 de enero de 2011

Si, Si. Ponte a reflexionar

CACHORRITO





El dueño de una tienda estaba colocando un anuncio en la puerta que leía: "Cachorritos en venta". Esa clase de anuncios siempre atraen a los niños, y pronto un niñito apareció en la tienda preguntando: "¿Cuál es el precio de los perritos?" El dueño contestó: "Entre $30 y $50". El niñito metió la mano en su bolsillo y sacó unas monedas: "Sólo tengo > $2.37... ¿puedo verlos?". El hombre sonrió y silbó. De la trastienda salió su perra corriendo seguida por cinco perritos. Uno de los perritos estaba quedándose considerablemente atrás. El niñito inmediatamente señaló al perrito rezagado que cojeaba. "¿Qué le pasa a ése perrito?", preguntó. El hombre le explicó que cuando el perrito nació, el veterinario le dijo que tenía una cadera defectuosa y que cojearía por el resto de su vida. El niñito se emocionó mucho y exclamó: "¡Ese es el perrito que yo quiero comprar!". Y el hombre replicó: > "No, tú no vas a comprar ese cachorro, si tú realmente lo quieres, yo te lo regalo". Y el niñito se disgustó, y mirando directo a los ojos del hombre le dijo: "Yo no quiero que usted me lo regale. El vale tanto como los otros perritos y yo le pagaré el precio completo. De hecho, le voy a dar mis $2.37 ahora y 50 centavos cada mes hasta que lo haya pagado completo". El hombre contestó: "Tú en verdad no querrás comprar ese perrito, hijo. El nunca será capaz de correr, saltar y jugar como los otros perritos". El niñito se agachó y se levantó la pierna de su pantalón  para mostrar su pierna izquierda, cruelmente retorcida e inutilizada, soportada por un gran aparato de metal. Miró de nuevo al hombre y le dijo: "Bueno, yo no puedo correr muy bien tampoco, y el perrito necesitará a alguien que lo entienda". El hombre estaba ahora mordiéndose el labio, y sus ojos se llenaron de lágrimas... sonrió y dijo: "Hijo, sólo espero y rezo para que cada uno de estos cachorritos tenga un dueño como tú". 


 ¿CIELO?



Un hombre, su caballo y su perro, caminaban por una calle. Después de mucho caminar, el hombre se dio cuenta que los tres habían muerto en un accidente.
      La caminata era larga y cuesta arriba, el sol era fuerte y los tres estaban empapados en sudor y con  mucha sed. Precisaban agua desesperadamente.
      En una curva del camino, avistaron un magnifico portón de mármol, que conducía a una plaza calzada  con bloques de oro; en el centro de ella había una fuente de donde  brotaba agua cristalina.  El caminante se dirigió al hombre que cuidaba la entrada desde una garita.
      Buen día.- dijo el caminante
      Buen día.- respondió el hombre
      - ¿Qué lugar es éste?
      - Esto es el cielo.
      - Qué suerte que llegamos aquí; estamos con mucha sed.
      - Usted puede entra a tomar agua a voluntad - dijo el guardián, indicándole la fuente.
      - Mi caballo y mi perro también están con sed. Dijo el hombre
      - Lo lamento mucho; aquí no se permite la entrada de animales.
      El hombre se sintió muy decepcionado porque su sed era grande, pero decidió no beber si dejaba a sus  amigos con sed; y prosiguió su camino.
      Después de mucho caminar cuesta arriba, con la sed y el cansancio multiplicados, llegaron a un sitio, cuya  entrada estaba marcada por un portón viejo semi-abierto. El portón daba  a un camino de tierra, con árboles de ambos lados que le hacían sombra. A la sombra de uno de los árboles, un hombre estaba recostado, con la cabeza cubierta por un sombrero, parecía que dormía.....
      Buen día.- dijo el caminante.
      Buen día.- respondió el hombre.
      - Mi caballo, mi perro y yo tenemos sed...
      - Hay una fuente en aquellas piedras; pueden beber a voluntad.
      El hombre, el caballo y el perro fueron hasta la fuente y saciaron su sed.
      - Muchas gracias - dijo el caminante al salir.
      - Vuelvan cuando quieran - respondió el hombre.
      - A propósito ¿cual es el nombre de este lugar?
      - Cielo.
      - ¿Cielo?, pero si el guardián del otro portón de mármol me dijo que el cielo era allí!
      - Aquello no es el cielo, aquello es el infierno.
      El caminante quedó perplejo y dijo:  - Pero esta falsa información debe causar grandes confusiones.
      - De ninguna manera; ellos nos hacen un gran favor, porque allí quedan aquellos que son capaces de abandonar a sus mejores amigos.

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